La propietaria toma medidas tras décadas de molestias causadas por fanáticos de Sex and the City.
Tras más de dos décadas siendo un punto de atracción para seguidores de la serie «Sex and the City», la famosa escalera de la casa de Carrie Bradshaw, entrada del número 66 de Perry Street en el West Village de Manhattan ha sido cerrada al público. La propietaria del inmueble, Barbara Lorber, identificada así por el New York Times, ha decidido instalar un portón de hierro para proteger su privacidad y la integridad de la propiedad, luego de años de soportar el constante flujo de visitantes.
Una decisión inevitable
Desde que la casa fue utilizada como el exterior del hogar del personaje de Carrie Bradshaw, interpretada por Sarah Jessica Parker, ha atraído a multitudes de turistas. Lorber, quien inicialmente permitió el uso de su vivienda por un joven scout de locaciones que temía perder su primer empleo, confesó que nunca imaginó que la serie se convertiría en un fenómeno global y un icono de Nueva York.
A lo largo de los años, la situación se ha vuelto insostenible. Aunque colocó cadenas con letreros de «Propiedad privada» y «Prohibido el paso», los visitantes no han respetado las restricciones, generando situaciones incómodas y hasta actos vandálicos. «Saltan la cadena, posan, bailan e incluso se acuestan en los escalones,» declaró Lorber. Además, muchos intentan abrir las puertas y mirar por las ventanas.
Aprobación oficial
Después de numerosas quejas y daños recurrentes, Lorber solicitó a la Comisión de Preservación de Monumentos de Nueva York permiso para instalar un portón de hierro en la entrada. La solicitud fue aprobada, aunque aún se está discutiendo el diseño final del portón. Esta medida busca garantizar la privacidad de los residentes y la conservación del inmueble.
El legado
El inmueble, construido en 1866, ha sido un icono desde la emisión de «Sex and the City» en 1998 hasta 2004, y posteriormente con dos películas y el spin-off «And Just Like That…». La escalera simboliza para muchos el estilo y la independencia de Carrie Bradshaw, convirtiéndose en un emblema de la vida glamorosa en Nueva York.
Sin embargo, el impacto turístico ha tenido un costo. Grupos de personas acuden a todas horas del día para tomarse fotos, grabar videos y celebrar el lugar. Esta constante afluencia ha llevado a la propietaria a tomar medidas drásticas para preservar su calidad de vida y la del vecindario.
Pero, la casa de Carrie Bradshaw, más allá de ser un destino turístico, representa una parte esencial de la historia televisiva y cultural de Nueva York. No obstante, el constante acoso a sus residentes ha demostrado que el equilibrio entre la fama y la privacidad es difícil de mantener. Con la instalación del portón, se busca no solo proteger el inmueble, sino también devolver la tranquilidad a quienes lo habitan.
Por Analy Velasco, periodista.
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