La decisión elimina una fuente clave de ingresos destinada a modernizar el sistema de transporte público de Nueva York.
La administración de Donald Trump anuló la autorización federal para el plan de pagos en Manhattan, implementado en enero de 2025. Este programa cobraba a los conductores $9 por ingresar al distrito central de negocios, con el objetivo de reducir la congestión vehicular y financiar mejoras en el transporte público.
El secretario de Transporte, Sean Duffy, comunicó la revocación, argumentando que el peaje imponía una carga financiera adicional a los trabajadores estadounidenses.
Reacciones y posibles implicaciones legales
La gobernadora de Nueva York, Kathy Hochul, expresó su oposición a la medida federal y anunció la presentación de una demanda contra la administración Trump. Hochul defendió el plan de peajes, destacando sus beneficios en la reducción del tráfico y la mejora de la calidad del aire en Manhattan. Además, subrayó la importancia de los ingresos generados para financiar proyectos esenciales de transporte público.
Por su parte, el presidente Trump celebró la revocación del plan en su red social, declarando: «La tarificación de la congestión está muerta. Manhattan, y todo Nueva York, han sido salvados».
Impacto en el sistema de transporte y en la comunidad
La cancelación del programa de pesos podría privar a la Autoridad Metropolitana de Transporte (MTA) de aproximadamente $15.000 millones destinados a la modernización del envejecido sistema de transporte de la ciudad. Funcionarios de la MTA han manifestado su preocupación por la pérdida de estos fondos, que consideraban cruciales para mejoras en infraestructura y servicios.
Organizaciones como Transportation Alternatives han criticado la decisión federal, señalando que el peaje había logrado disminuir el tráfico en Manhattan y mejorar los tiempos de desplazamiento. Ben Furnas, director ejecutivo del grupo, afirmó que la medida federal es «un atentado contra el sentido común y la autonomía de Nueva York».
Debate político y futuro del plan de pesares
La revocación del plan ha reavivado el debate político en torno a las políticas de transporte y financiamiento en Nueva York. Mientras algunos legisladores republicanos consideran el peaje como un impuesto injusto para los conductores, otros defienden su implementación como una solución necesaria para abordar la congestión y el deterioro del transporte público.
La disputa legal entre el estado de Nueva York y la administración federal podría prolongarse, generando incertidumbre sobre el futuro del plan de pesetas y los proyectos de infraestructura asociados. Mientras tanto, la comunidad neoyorquina permanece atenta al desarrollo de los acontecimientos y sus posibles repercusiones en la movilidad y calidad de vida en la ciudad.
Por Analy Velasco, periodista.
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